El pulso de movimiento en este espacio es apresurado y continuo, casi mecánico. Con mi compañero recorro el Boulevard y la experiencia es como adentrarse en unrío caudaloso de gente. Empieza el no. Todos llevan prisa, todos van contra el tiempo, todos están retrasados. Sus pasos son efervescentes, la dirección clara, siempre hacia delante.
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